La hora del planeta 2010
el 27 de marzo a eso de las 8:30 pm, las grandes ciudades del planeta Tierra apagarán una hora la luz en donde mayormente se pueda. La idea es dar un descanso a las necesidades del mundo y colaborar para impedir el calentamiento global. La liga a la organización de este evento, aquí (http://wwf.org.mx/la-hora-del-planeta/).
La Hora del Planeta inició en Australia en 2007, contando con la participación de más de 2.2 millones de personas, gobiernos y empresas comprometidas en la búsqueda de soluciones en beneficio de la Tierra. Un año después, el evento se llevó a cabo en más de 370 ciudades y pueblos de 18 usos horarios distintos, y la iniciativa se transformó en un movimiento de sustentabilidad global.
Entre 50 y 100 millones de personas alrededor del mundo apagaron su luz por una hora y se oscurecieron íconos mundiales como el Puente Golden Gate en San Francisco, el Coliseo en Roma, el letrero de Coca-Cola en Times Square y el Hotel Jumeraih en Dubai.
En su tercer año, La Hora del Planeta 2009 creó historia como la mayor acción voluntaria jamás presenciada. Cientos de millones de personas apagaron sus luces en 4,159 ciudades de 88 países, incluyendo 73 capitales y 9 de las 10 ciudades más pobladas del mundo, entre ellas la Ciudad de México, donde en coordinación con el Gobierno capitalino, se apagaron las luces de Catedral, Palacio Nacional, La Diana y El Ángel, entre otros. A nivel internacional, también participaron las pirámides de Egipto y la Torre Eiffel en París.
La Hora del Planeta 2010 es un llamado a que individuos, empresas, gobiernos y comunidades enteras asuman su responsabilidad para asegurar un futuro sustentable para todos. Monumentos emblemáticos de la humanidad en Europa, América, Asia y Medio Oriente quedarán a obscuras, mientras la población mundial se une para dialogar sobre el presente y el futuro del planeta. Este año se contará con el apoyo de más de mil millones de personas en más de 6,000 ciudades y pueblos de todo el mundo, incluyendo a la población, al sector privado y a los gobiernos.
Y todo esto suena muy bonito, pero el evento contrasta con lo que significa en términos reales. Por ejemplo, de acuerdo a Wikipedia, El consumo energético mundial total en 2005 fue de 500 EJ (= 5 x 10^20 J) (ó 138.900 TWh) con un 86,5% derivado de la combustión de combustibles fósiles. Es decir, el mundo consume 1,216,764,000 TWatts en un año. Eso significa que apagar la luz en todo el planeta (cosa que no pasará estrictamente, porque hospitales, bancos, muchas oficinas, no pueden quedarse en tinieblas), será ahorrar 0.011% del total del consumo energético de la Tierra en un día. Ahí están las matemáticas. No me hace feliz que sea así, pero no encuentro una conclusión más amable.
Así entonces, el “esfuerzo” de mil millones de personas apagando una hora la luz en sus respectivas casas no pasará de buena intención porque realmente no incide en el problema del calentamiento global. Yo entiendo que estas iniciativas pueden ser útiles para cobrar conciencia sobre esta problemática. La dificultad reside en que una vez que pasa el evento, la gente se olvida. La razón de esto es que no hay mecanismos coercitivos que obliguen a la gente a cambiar ciertos usos y costumbres que en general no colaboran contra el cambio climático, que a todo esto, ya se pone en duda -en círculos científicos- en términos de los efectos que dice tener
Ojalá que este día de la Tierra fuese menos espectáculo y más acciones. Los políticos en nuestro país, empezando por Marcelo Ebrard, seguramente apagarán un interruptor gigantesco simbólicamente, en el Zócalo capitalino, para que vean como este potencial candidato a la presidencia, está comprometido contra el cambio climático y sus consecuencias.
El 27 de marzo a eso de las 8:30 pm, las grandes ciudades del planeta Tierra apagarán una hora la luz en donde mayormente se pueda. La idea es dar un descanso a las necesidades del mundo y colaborar para impedir el calentamiento global. La liga a la organización de este evento,
aquí.
La Hora del Planeta inició en Australia en 2007, contando con la participación de más de 2.2 millones de personas, gobiernos y empresas comprometidas en la búsqueda de soluciones en beneficio de la Tierra. Un año después, el evento se llevó a cabo en más de 370 ciudades y pueblos de 18 usos horarios distintos, y la iniciativa se transformó en un movimiento de sustentabilidad global.
Entre 50 y 100 millones de personas alrededor del mundo apagaron su luz por una hora y se oscurecieron íconos mundiales como el Puente Golden Gate en San Francisco, el Coliseo en Roma, el letrero de Coca-Cola en Times Square y el Hotel Jumeraih en Dubai.
En su tercer año, La Hora del Planeta 2009 creó historia como la mayor acción voluntaria jamás presenciada. Cientos de millones de personas apagaron sus luces en 4,159 ciudades de 88 países, incluyendo 73 capitales y 9 de las 10 ciudades más pobladas del mundo, entre ellas la Ciudad de México, donde en coordinación con el Gobierno capitalino, se apagaron las luces de Catedral, Palacio Nacional, La Diana y El Ángel, entre otros. A nivel internacional, también participaron las pirámides de Egipto y la Torre Eiffel en París.
La Hora del Planeta 2010 es un llamado a que individuos, empresas, gobiernos y comunidades enteras asuman su responsabilidad para asegurar un futuro sustentable para todos. Monumentos emblemáticos de la humanidad en Europa, América, Asia y Medio Oriente quedarán a obscuras, mientras la población mundial se une para dialogar sobre el presente y el futuro del planeta. Este año se contará con el apoyo de más de mil millones de personas en más de 6,000 ciudades y pueblos de todo el mundo, incluyendo a la población, al sector privado y a los gobiernos.
Y todo esto suena muy bonito, pero el evento contrasta con lo que significa en términos reales. Por ejemplo, de acuerdo a Wikipedia, El consumo energético mundial total en 2005 fue de 500 EJ (= 5 x 10^20 J) (ó 138.900 TWh) con un 86,5% derivado de la combustión de combustibles fósiles. Es decir, el mundo consume 1,216,764,000 TWatts en un año. Eso significa que apagar la luz en todo el planeta (cosa que no pasará estrictamente, porque hospitales, bancos, muchas oficinas, no pueden quedarse en tinieblas), será ahorrar 0.011% del total del consumo energético de la Tierra en un día. Ahí están las matemáticas. No me hace feliz que sea así, pero no encuentro una conclusión más amable.
Así entonces, el “
esfuerzo” de mil millones de personas apagando una hora la luz en sus respectivas casas no pasará de buena intención porque realmente no incide en el problema del calentamiento global. Yo entiendo que estas iniciativas pueden ser útiles para cobrar conciencia sobre esta problemática. La dificultad reside en que una vez que pasa el evento, la gente se olvida. La razón de esto es que no hay mecanismos coercitivos que obliguen a la gente a cambiar ciertos usos y costumbres que en general no colaboran contra el cambio climático, que a todo esto, ya se pone en duda -en círculos científicos- en términos de los efectos que dice tener
Ojalá que este día de la Tierra fuese menos espectáculo y más acciones. Los políticos en nuestro país, empezando por Marcelo Ebrard, seguramente apagarán un interruptor gigantesco simbólicamente, en el Zócalo capitalino (como el año pasado), para que vean como este potencial candidato a la presidencia, está comprometido contra el cambio climático y sus consecuencias.