La violencia en el campo es terrible y poco se habla de ella. Los tiroteos en las ciudades, los decapitados y los operativos militares acaparan los medios de comunicación y casi nadie se entera del terror y extorsiones del crimen organizado hacia indios y campesinos.
Los agricultores denuncian que los narcotraficantes los obligan a sembrar marihuana o amapola y a limpiar terrenos para convertirlos en pistas clandestinas de aterrizaje donde llegan avionetas repletas de cocaína. Esto sucede en zonas de muy difícil acceso, lejanas y escondidas.
No es complicidad sino necesidad extrema
En todo el país, hay campesinos que alquilan sus tierras a los narcos y siembran cultivos ilícitos. Saben que si los atrapan, pasarán varios años en la cárcel, pero la miseria es tal que la mayoría prefiere arriesgarse. Las cárceles de Oaxaca, por ejemplo, están llenas de indígenas que no saben que cometieron un delito al alquilar su parcela para sembrar canabis, ancestral planta que alivia los dolores reumáticos.
¿Habrá que castigar a estas personas por intentar sobrevivir?
Ante la negligencia o complicidad de los gobiernos locales, estatales y federales, el cultivo de amapola ( de donde se obtiene la goma de opio) y la marihuana, desplazó a los cultivos tradicionales.
Los fertilizantes y demás insumos son carísimos. La ayuda al agro se redujo dramáticamente, los pequeños productores se descapitalizaron así que no tiene sentido sembrar maíz para después venderlo tan barato que no permita a la familia cubrir sus necesidades mínimas.
Para colmo, México compra maíz barato y de muy mala calidad a los Estados Unidos y quienes sí reciben apoyos y subsidios son los grandes productores extranjeros, los grandes monopolios.
Los narcos subsidiados
En diversos operativos del Ejército mexicano han sido capturados varios capos. La gran sorpresa es que ellos estaban registrados como productores y exportadores agropecuarios y recibían todo tipo de ayudas estatales. A pesar de sus antecedentes penales y de ser connotados miembros del Cártel de Sinaloa, a los hermanos Beltrán Uriarte, se les inscribió por lo menos en 4 programas de apoyo de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación.
Los Beltrán, al ser detenidos en uno de sus ranchos, se les encontró un millón de pesos y más de dos millones de dólares en efectivo.
Los narco ranchos
Los ranchos propiedad de los narcos cumplen varias funciones: son guaridas, puntos de encuentro, pequeños aeropuertos con hangares escondidos, son una buena inversión y sobre todo, son una fachada para el lavado de dinero y la creación de empresas fantasmas.
Cada vez que se captura a algún narcotraficante, sus bienes son incautados y después puestos en subasta. Las joyas, los autos de lujo, los helicópteros, todo se venden como pan caliente, pero los ranchos no, pues casi todos están en litigios legales con campesinos, comunidades indígenas o antiguos propietarios. Los ranchos son muchísimos. Por ejemplo, el otrora Zar Antidrogas, Hernán Salvati se encuentra preso por sus supuesto vínculos con el narcotráfico; entre los bienes que le decomisaron hay cuarenta ranchos.
La Unión Nacional de Trabajadores Agrícolas asegura que alrededor de 300 mil hectáreas de cultivo decomisadas al crimen organizado están en litigio en Chiapas, Campeche, Sinaloa, Durango, Jalisco y Colima.
Los agricultores se ven obligados por la circunstancias o por las ametralladoras a emplearse o alquilar sus tierras. Max Correa, secretario general de la Central Campesina Cardenista (CCC), denunció que los narcos no se conforman sólo con eso sino que utilizan a los jóvenes de las zonas rurales para transportar y vender la droga. Ellos, se sienten fascinados por la idea de ganar dinero, viajar a las ciudades, tener teléfonos celulares y algún día manejar una camioneta grande, algo que la agricultura tradicional no les ofrece.
Un kilo de marihuana es 300 veces más rentable que una tonelada de maíz.
Se lo dije
Ya desde el 2007, el presidente del Tribunal Superior Agrario (TSA), Ricardo García Villalobos denunció que el 30% de la tierra cultivable en México está en manos de narcotraficantes. “La superficie cultivable es de 30 millones 201 mil 600 hectáreas, por lo que el 30 por ciento son poco más de nueve millones. Esta última cifra es similar a la superficie sembrada de maíz, que va de 8.3 a 8.6 millones de hectáreas”. El funcionario además advirtió que si no se implantaban programas adecuados al campo, habría mayor siembra de marihuana y amapola.